¿Quiénes son las verdaderas súper mamás?
Cuando mi bisabuela decidió dar a luz a pesar de las complicaciones, la llamaron súper mamá. Cuando mi abuela sacó adelante a ocho hijos, recibía cumplidos de ser una súper mamá. Cuando mi mamá dedicó años de su vida a sacar adelante a mi hermana después de una enfermedad, se convirtió para muchos en súper mamá. Cuando su amiga tuvo una hija con discapacidad, era para todos una súper mamá. Cuando la vecina adoptó a dos hijos, era la súper mamá de la colonia. Durante el tratamiento de cáncer de mi hijo, hasta su muerte, he recibido comentarios de ser una súper mamá, los cuales agradezco, pero en lo personal siempre me hacen reflexionar y hoy me ponen a escribir.
Hace un año, el 10 de mayo, me despedía de mi hijo con mucha dignidad, aceptación y desprendimiento, pensando solo en él y no en mi sufrimiento, como lo hace cualquier madre en la vida normal, solo que en situaciones bastante antinaturales. Ese día no estuve triste, sino muy agradecida de poder pasar ese su penúltimo día en esta vida y su último día de las madres juntos. Es ahí donde aprendí que uno de los grandes retos en la maternidad es mantener la esencia de ser madre en todo momento, incluso en los de mayor estrés (llámese un mal día, trabajo, etc.). Es lograr que el momento no me sobrepase y yo me imponga ante él; es anteponer lo que yo siento para ofrecerle lo mejor a mis hijos, quienes muchas veces no entienden ni tienen la culpa de lo que me pasa, así como nosotras no somos responsables de todo lo que a ellos les suceda. Es aprender a soltar, agradecer y disfrutar la maternidad.
Todas estas mujeres que menciono en el primer párrafo han sido unas heroínas, unas súper mamás. Las admiro y reconozco que hemos tenido que luchar ardua e intensamente contra corriente, pero en el fondo de mi corazón creo firmemente que las súper mamás están por todos lados, moviéndose en la corriente. Me encanta verlas, observarlas y admirarlas. Las veo en las piñatas, en las escuelas, en los parques, en mi colonia, en el supermercado, en el trabajo, en los hospitales...
Son aquellas que abrazan a sus hijos con inconmensurable amor, no importa si es a la salida de la escuela o en una cama de hospital, ya que la esencia de ser una súper mamá es la misma aunque en situaciones diferentes. Son las mamás que están sometiéndose a dolorosos y largos tratamientos, rezando cada mes por estar embarazadas, así como las mamás que, en vez de juzgar, se concentran en valorar a sus hijos en sus casas.
Son las mamás que han tenido que sufrir una pérdida involuntaria, como las mamás que disfrutan cada día de la compañía de sus hijos. Son las mamás que reciben por primera vez a sus hijos con todo el amor después del parto o tras vivir los sentimientos encontrados de haber terminado en cesárea, así como la mamá que, después de largos e interminables papeleos en una casa hogar, recibe a su hijo.
Son las mamás que han tenido que vivir el dolor más grande que existe en este mundo al enterrar a sus hijos, como las mamás que honran la vida de los otros, siendo y haciéndolos felices. Son las mamás que pasan gran parte de su día en terapias o asesorías, como las mamás que pasan gran parte de su día haciendo las tareas normales con sus hijos. Son las mamás que tienen que soportar el dolor de dejar a sus hijos en una guardería por tener que trabajar, como las mamás que suprimen las ganas de ganar su dinero cuando no es tan necesario con tal de estar con sus hijos.
Es la mamá que decidió dar a luz en vez de abortar, como la mamá que decidió adoptar, amar y criar a ese niño. Son las mamás que sacaron adelante a sus familias solas, como las mamás que siempre tuvieron ayuda y un esposo de respaldo. Es la mamá que enseña a volar a sus hijos toda una vida, y a la hora de verlos partir, los bendice respetando cualquiera que sea su decisión, haciéndoles saber que siempre estará ahí.
Es romper las ataduras y hacer lo que a mí como madre me da paz y felicidad, entendiendo plenamente que lo que la otra mamá hace no significa que sea lo mejor para mí, ya que todas hemos vivido diferente. Es ser compasiva y no juzgar a la mamá de al lado que, al igual que yo, está tratando de hacer lo mejor por sus hijos.
Nadie puede imaginar lo que es ser madre hasta que lo es; no se puede describir esa inconmensurable conexión, incomparable con ninguna otra relación humana. Ese amor tan grande que siempre busca “más” y “mejor”, ese amor que nunca muere y que permanecerá en nosotras por el resto de nuestras vidas, no importa si solo lo tuviste unos meses en tu vientre, si viene con alguna discapacidad, si Dios decide llevárselo antes de tus planes, si llega por medio de la adopción. El regalo de ser madre es indescriptible y te cambia por completo, para bien, para ser mejor. Convertirse en la mamá de alguien más quiere decir que mi rol en este mundo ha cambiado, que he dejado de ser yo a cambio de ser ellos. Es tratar de buscar la mejor versión de mí misma, es ser mamá por siempre y para siempre, no importa lo que pase; es un título que ya no se quita.
Decir que soy una súper mamá porque me tocó ser madre de un niño especial creo que es discriminatorio, porque considero que el verdadero significado de ser una súper mamá no radica en el sufrimiento, en la lástima o en la compasión, sino en todo lo contrario; radica en la alegría, el amor, la entrega y la paciencia que pongo en el momento o situación que me toca vivir. Radica en el agradecimiento a Dios por lo que tengo o lo que tuve. Radica en sabernos humanos, pero decidir dar lo mejor de mí cada día. Ser una súper mamá radica en no quejarse mucho, ya que la queja es antónimo del agradecimiento y hay que procurar ser más agradecidas que quejumbrosas. Es entender que mis problemas no son los de mis hijos. Ser una súper mamá es ser extraordinaria desde mi propia trinchera, sea cual sea.
Hoy, mi respeto y admiración especial para mis compañeras y amigas mamás que, al igual que yo, pasarán este primer diez de mayo sin alguno de sus hijos/as, ya que estaremos unidas de una manera indescriptible, que, al igual que ser mamá, solo quienes lo hemos pasado lo podemos entender. Pero, de igual manera, ese reconocimiento va para las mamás entregadas a sus hijos, estén sanos o no, porque una súper mamá lo será llevando a su hijo a la escuela, y de igual manera si algún día le toca pasar meses con él en el hospital. La esencia ahí está; el camino no lo decide uno, sin embargo, la actitud que presente ante este será totalmente mi responsabilidad.
¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES A TANTAS Y TANTAS SÚPER MAMÁS!
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